viernes, 14 de octubre de 2016

EL CASTILLO DE SALOBREÑA, LA LEYENDA.

Conocido como la fortaleza del siglo X. Se construyó con fines defensivos, situado en una alta roca, desde él se puede contemplar la vega de Salobreña, el mar y Sierra Nevada.

Durante el reino nazarí, este castillo se convirtió en el palacio de recreo de los reyes. Su interior cuenta con numerosos jardines, habitaciones habitadas por los reyes más importantes, y lujosas fuentes.

Los reyes, en sus intentos de conquista del territorio, acabaron convirtiendo el castillo de Salobreña en una prisión real, y muchos de ellos acabaron siendo cautivos entre sus muros, y algunos fueron ejecutados allí.

Cuenta la leyenda que existió un rey llamado Muhammed, el zurdo, dicen que lo llamaron así por manejar con esta mano y con gran destreza la cimitarra (sable con una larga hoja curva), y otros, porque todo lo que hacía le salía al revés. Muhammed fue destituido tres veces, y algunas veces estuvo preso en el castillo, pero siempre terminaba consiguiendo su trono de nuevo.

Aunque hubiera preferido varones, este rey tuvo tres hijas trillizas, se alegró al ver lo bonitas que eran y pidió a sus astrólogos que les hicieran un horóscopo como de costumbre. Entonces, estos le avisaron de que las cuidara muy bien, pues cuando alcanzaran la edad núbil se la spodían robar.

El rey quedó viudo al poco tiempo de nacer las niñas y, teniendo en cuenta la predicción de los astrólogos, mandó a criar a las niñas al castillo de Salobreña, que ya era una gran fortaleza y contaba con todas las comodidades de un palacio real.

Pronto se convirtieron en unas muchachas hermosas y muy distintas. La mayor, Zaida, era curiosa y de espíritu intrépido. Zoraida, obsesionada con la belleza y con las cosas bonitas como las joyas y los adornos. Zorahaida, la última en nacer, asustadiza, tímida y sensible. 

Un día llegó una embarcación de esclavos cristianos, y entre ellos, tres jóvenes caballeros bien vestidos con capas y armaduras. SE notaba que eran de alta cuna, andaban como si estuvieran rodeados de siervos. Las princesas no tardaron en enamorarse de ellos, y el rey las hizo volver a Granada para poder vigilarlas más de cerca. Esto no le sirvió de mucho al rey, porque de tal modo se enamoraron que decidieron huir. 

Una noche escaparon los tres caballeros en sus caballos y fueron hasta la torre de las princesas para rescatarlas. Las dos mayores bajaron muy rápido, pero la pequeña se quedó en la torre, perdiendo la oportunidad de huir con su caballero. 

Las mayores se casaron con sus caballeros, mientras que la pequeña Zorahaida murió de pena en la torre, y, según la leyenda, todavía se oye bajo la Torre de la Cautiva, en las noches de luna llena, una triste canción y un laúd que llama a su caballero.

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